El racó de la poesia: Callejero (Alberto Cornez)

Francesc Canellas
Lectura de 3 min

Era callejero por derecho propio
Su filosofía de la libertad
Fue ganar la suya sin atar a otros
Y sobre los otros no pasar jamás

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Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño
Que condicionara su razón de ser
Libre como el viento era nuestro perro
Nuestro y de la calle que lo vio nacer

Era un callejero con el sol a cuestas
Fiel a su destino y a su parecer
Sin tener horario para hacer la siesta
Ni rendirle cuentas al amanecer

Era nuestro perro, y era la ternura
Esa que perdemos cada día más
Y era una metáfora de la aventura
Que en el diccionario no se puede hallar

Digo, nuestro perro porque lo que amamos
Lo consideramos nuestra propiedad
Y era de los niños y del viejo Pablo
A quien rescataba de su soledad

Era un callejero y era el personaje
De la puerta abierta en cualquier hogar
Y era en nuestro barrio como del paisaje
El sereno, el cura y todos los demás

Era el callejero de las cosas bellas
Y se fue con ellas cuando se marchó
Se bebió de golpe todas las estrellas
Se quedó dormido y ya no despertó

Nos dejó el espacio como testamento
Lleno de nostalgia, lleno de emoción
Vaga su recuerdo por los sentimientos
Para derramarlos en esta canción

 

Alberto Cortez

 

 

Dos conceptes que no sempre van junts, formen en aquest text una autèntica lliçó de vida: solidaritat i llibertat.

El nostre protagonista és aparentment  un ésser secundari en la nostra societat: un gos. Un gos sense nom, que va néixer al carrer i morirà al carrer, un gos de tothom i de ningú, un gos, que quan intuïa que algú necessitava ajuda (“el viejo Pablo”, segurament un rodamon sense llar), anava al seu costat i li feia companyia. No tenia amo i això li donava tota la llibertat del món.

El poema ens transporta a una època anterior, personatges com el “cura”, vestit de capellà o el “sereno y todos los demàs” formen part d’un món ja passat.

Estem davant d’uns versos senzills, (dotze síl·labes i rima assonant els parells) però summament emotius. Ara només falta anar a Internet i escoltar la versió musicada pel seu autor, l’argentí Alberto Cortez.

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